El Hotel Correntoso de Primo Capraro marcó un hito en la región norte del lago Nahuel Huapi.
300 Años de Hotelería en Argentina EL DIA QUE RESCATARON EL PIANO DEL HOTEL CORRENTOSO DEL FONDO DEL LAGO
¿Habrá en la Patagonia lugar más bello que la zona del Lago Correntoso…? Creo que acabo de abrir una ventana para la polémica. Algunos escépticos dirán -ofendidos- que existen lugares aún más majestuosos y que el sur de nuestro país esconde para sí mismo sitios que todavía no han sido descubiertos. Otros, que este ínfimo riacho que une los lagos Nahuel Huapi con el Correntoso, es un desprendimiento tangible del paraíso en la Tierra. Para los puristas, el Correntoso es un lugar único en el mundo. El agua del Huapi ingresa manso en el brazo, escurriéndose durante 132 metros entre rocas y troncos semi sumergidos. Su canto desafía travieso al silencio de los Andes hasta finalmente llegar a los amplios piletones de la desembocadura, que resulta ser una de las tres mejores áreas para atrapar truchas del mundo. El Correntoso es tan abrumador que es bastante común dar con relatos como el que se detalla a continuación: “… cada vez que entro a la boca del Correntoso, el primer día siento una emoción tan grande que me descompongo”, comenta Luis Aracena, portador de varios records mundiales en pesca de trucha, “más de una vez tuve que tomar una pastillita y quedarme tranquilo esperando que se me pase. Esto también le ha pasado a otros pescadores, como por ejemplo al recordado Panadero de Allen, el primer día de apertura en la boca del Correntoso. Es un exceso de emoción, depende de la persona”. Algo parecido le ocurrió al italiano Primo Capraro la primera vez que llegó al lugar en el otoño de 1903 junto a Federico Baratta. Él y su amigo quedaron tan subyugados por el paisaje, que de inmediato decidieron comprar el Lote Pastoril Nro. 8 de 625 hectáreas para asentamiento y explotación. Comenzaron con una pequeña cabaña de madera que luego devengó en almacén de ramos generales, aquel donde los vecinos de la zona se apersonaban para trocar su producción básica, como lo era la carne, leche y queso, por otros de difícil obtención tales como el aceite, yerba y azúcar. Como el Paso Cardenal Samoré era en la zona puerta obligada para entrar a Chile y el Paraje Correntoso último punto habitado antes de cruzar al país vecino, el almacén comenzó a nutrirse también con la afluencia de los viajantes, razón por la cual Primo y su esposa alemana Rosa Maier decidieron anexarle a su negocio, en el año 1917, tres habitaciones y un baño. Si bien el establecimiento no estaba señalizado como hospedaje, ya todos lo conocían en la zona como La Pensión de Doña Rosa. Como decíamos, el Paraje Correntoso era tan concurrido por los viajantes que fue solo cuestión de tiempo para que la posada necesitara una ampliación. A principio de la década del 20 se extendió una nueva ala en la casa, enteramente construida en madera de ciprés, a los efectos de poder albergar unos 30 pasajeros extra. De a poco los curiosos comenzaron a acercarse atraídos por el apabullante escenario natural. Las actividades que allí se organizaban eran variadas: algunos gustaban de hacer trekking por los infinitos senderos de la zona; otros se sentían atraídos por este nuevo deporte invernal llamado ski, el cual podía practicarse muy cerca, allá en el Cerro Dormilón. Pero definitivamente la estrella del lugar era la pesca de trucha en la desembocadura del Río Correntoso, actividad que la gente practicaba incansablemente durante horas. El año 1924 fue muy significativo para el Hotel Correntoso ya que arribó al lugar el primer contingente de turistas, aguerridos ellos, tras un viaje que les significó la combinación de siete trenes, un bus y un vapor. El vapor, por cierto, era el famoso El Cóndor, que fue traído desarmado desde Chile y ensamblado enteramente en Bariloche, para cumplir la función de trasladar a los huéspedes desde y hasta esa ciudad. No fue lo único que se trajo desde lejos. Cierto día de 1927 Capraro decidió adquirir una excentricidad para su Hotel: un piano de cola. El mismo fue mudado por agua, desafiando esas picaduras que a veces se levantan en el Nahuel Huapi por las tardes. Lo cierto es que, casi llegando a destino, el piano se deslizó y cayó al lago. Para cualquier ser humano normal ese hubiese sido el fin de la aventura, sin embargo don Primo, haciendo gala del temple que lo caracterizara durante toda su vida, decidió desafiar el destino y rescatar el hermoso instrumento de entre las heladas garras del lago. Entonces, organizó personalmente la logística del salvataje, logró subirlo, hizo que lo drenaran, que lo secaran con cuidado y finalmente contrató un afinador que viajó especialmente desde Buenos Aires para volver a ponerlo a punto. En un par de meses el piano de cola estuvo en el Comedor. Y sus bellas notas melódicas adornaron el edificio durante muchas décadas. Irónicamente, el piano no fue lo único que se cayó al lago. Cuenta una increíble historia que cierto día de verano Francisco Capraro, hijo del patrón, piloteaba el hidroavión que utilizaban para trasladarse por la zona. El mediodía estaba lindo, pero se mostraba ventoso y desafiante. Pancho ensayó varias pasadas antes de tocar agua, pero nada: cada vez el viento lo rebotaba. Tras probar una última vez, ya medio flojo de combustible, se armó de coraje y tomo la decisión extrema: se tiró al agua desde el avión. Por supuesto, la nave se estrelló contra las olas, hundiéndose lenta e hipnóticamente frente a la atónita mirada de los huéspedes que tomaban el té en el Comedor. Volviendo a Primo Capraro, como mencionáramos, tenía en su carácter todo lo que un desarrollador exitoso necesitaba tener. Con el tiempo abrió en Bariloche un aserradero, una carpintería y una herrería, por lo que la construcción de las casas del pueblo en aquellos años pasó a ser responsabilidad de su empresa. Por ende, él y su esposa Rosa alternaban sus días entre ambos destinos. También se asoció a la Compañía Comercial y Ganadera, con lo que adquirió no solo el control de la navegación de los lagos Huapi, Espejo y Correntoso, sino que también agilizó el comercio entre los dos países vecinos, al grado tal que fue necesario la instalación de una aduana fronteriza. Llegó a ser agente de YPF, de la Indian Oil Company, de Ford y de Pirelli. También representante del Banco de Italia y Río de la Plata y de La Buenos Aires Seguros. Presidió el Consejo de la Municipalidad de Bariloche, fue Cónsul de Italia, corresponsal del diario La Nación y del La Patria degli Italiani. Construyó e instaló la primer Estación Radiotelegráfica, dando origen a las bases fundacionales de Villa la Angostura. Sin embargo, la crisis económica de 1930 se lo llevó por delante con medio centenar de negocios entre manos y eso fue demasiado: no pudo afrontar tanta deuda. Así, un 4 de octubre de 1932, quien fuera claramente uno de los principales desarrolladores de Bariloche y el fundador de Villa la Angostura, puso fin dramáticamente a su vida con un tiro en la cabeza. Entonces el negocio pasó a mano de la siguiente generación: Francisco y su esposa Emma, una magnífica mujer que fue verdadera alma mater del Hotel Correntoso durante este período. Hacia principios del 36 la pareja se propone un desafío de envergadura: remodelar completamente el hotel convirtiendo el viejo edificio de madera en uno más moderno y totalmente de material, pero respetando las líneas originales del Correntoso histórico. A sí mismo, se le instala un sistema de iluminación integral alimentada por una moderna usina hidroeléctrica. Más adelante vendría una ampliación para otros 80 pasajeros, que ampararía nuevas habitaciones con baño privado y calefacción central. El Hotel Correntoso funcionaría con gran éxito durante varias décadas, hasta que finalmente, en el año 1978, la familia Capraro cede su paquete accionario a allegados del Banco de Intercambio Regional, quienes también adquieren la Mansión Inalco, aquella espléndida finca sobre el Nahuel Huapi siempre relacionada con Adolf Hitler y Eva Braun. A partir de ese entonces comienza un variado derrotero de actividades en el Correntoso: casino provincial, turismo estudiantil, contingentes religiosos, sitio de acampe, entre otros varios destinos decadentes. Hasta que finalmente en 1997 el ex banquero Alejandro Laurence decide rescatarlo del cansancio y del abandono e invierte casi U$2 millones para su remodelación. El diseño incluye 22 nuevas habitaciones con vista al lago, muchas de ellas con baño en suite, distribuidas a lo largo de sus cuatro pisos, comunicados entre sí tanto por las históricas escaleras como también por nuevos y modernos ascensores. Dispone de spa, pileta, una lujosa sala con biblioteca, bar con cava privada, comedor con terraza vidriada y una magistral vista al lago. Para acondicionar el bellísimo parque fue necesario mover y reacomodar 300 metros cúbicos de piedra. Finalmente, un 26 de enero de 2003, todo estuvo listo para la inauguración. Doscientos invitados asistieron a la gala, pero en cierto momento todos los flashes apuntaron al invitado de lujo: Francisco Pancho Capraro, de 94 años, quien con una emoción muy visible en su rostro agradeció el convite y se mostró sumamente complacido de que el amado Hotel Correntoso de su padre Primo volviera a reabrir sus puertas y a recuperar parte de su antigua magia perdida.
Por Pat Harrington, extracto del libro "300 AÑOS DE HOTELERIA EN ARGENTINA" ®. Propiedad Intelectual Registrada. De su blog https://www.facebook.com/PatoHarrington
https://www.elcordillerano.com.ar/noticias/2020/10/04/96385-primo-capraro-se-cumplen-88-anos-de-la-muerte-de-uno-de-los-hacedores-de-bariloche
De la Doctora en Historia Laura Mendez
https://www.researchgate.net/publication/40437842_'El_leon_de_la_cordillera'_Primo_Capraro_y_el_desempeno_empresario_en_la_region_del_nahuel_Huapi_1902-1932