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Historias de Vida Francisca "Panchita" Ojeda de Martin . 1° parte

Escribe Mechi Palavecino, museóloga, Prof. Historia U. N. Comahue para Archivos del Sur, Subcomisión de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer.

Mercedes "Mechi" Palavecino escribe sobre la vida de la reconocida pobladora.

Doña Panchita Martin, nombre como la conocimos toda la vida los vecinos de la vieja Angostura, y que personalmente después supe que en realidad se llamaba Francisca Ojeda, nació en El Colorado, del otro lado del Nahuel Huapi, para Navidad de 1925.

Ella nos cuenta que su papá la pudo anotar unos meses después, como sucedía por aquellos años en que los registros civiles quedaban lejos y no había ni caminos ni medios de locomoción. Cobraban multas elevadas por la demora en anotar los hijos, según nos narra Panchita, en mi opinión eso sería para evitar que los pobladores estuviesen mucho tiempo sin cumplir este requisito ciudadano.

En el caso nuestro, en ese tiempo el Juzgado de Paz que oficiaba también de Registro Civil, quedaba en el nacimiento del Rio Limay. Su padre tuvo que ir en bote a remo hasta allí y fue anotada un 27 de abril del año siguiente, pero ella recuerda que todos decían que había nacido en la noche de Navidad.

Panchita narra que su padre, Ramón Ojeda, era del sur del vecino país, cree que quizás de la zona del lago Rupanco, no sabe bien, y cree que su madre, Alejandrina Chabol, era de la zona de Osorno. En 1887 vinieron a la región su abuelo materno, don Anastasio Chabol, junto con Conrado Eggers (cuyos descendientes aun viven en La Estanzuela, en el perilago).

Habían sido parte de una expedición que partió desde Valdivia, Chile, y llegó hasta el rio Colorado, ellos decidieron quedarse en la zona.
Ramón y Alejandrina tuvieron cinco hijos, Beatriz, Eduardo, Guillermo, Isolina y Francisca pero a su vez Alejandrina tenia otros tres hijos con don Eggers, Lucía, Adán y Celinda.

Según nos narra, el Chucao quedaba “del Machete, un poquito para acá”, y esas tierras pertenecían a Perovano, no sabe de quién será eso ahora, quizás se haya vendido. Ahí vivía su papá y luego con su familia, al fallecer él, quedaron solitas. En ese momento, su madre y dos hermanas, Celinda Eggers, que en el tiempo que ella narra, vivía en Bariloche, y Beatriz, viuda de Guananja, que en el tiempo de la entrevista vivía en El Rincón. Panchita era la menor de las tres hermanas.

Panchita nos narra que en una oportunidad, siendo ella aun una niña, cree que puede haber sido alrededor del año 30, había muchos problemas económicos por la falta de trabajo. Recordemos que esta es la fecha de la crisis del 30, el crack financiero global que afectó a la mayoría de los países y nuestra región también lo sufrió. Su padre decidió regresar a su país a buscar mejor fortuna, por lo que toda la familia se trasladó con sus animales y algunas pertenencias un poco a caballo y otro poco a pie, por el paso Rincón, cuesta del Diablo, pernoctando en la laguna Las Mellizas. Su primer destino fue a orillas del rio Gol-Gol, luego fueron a la zona del lago Rupanco, donde don Ramón se empleó como peón de campo.

Panchita nos dice que allí asistió solamente tres meses a la escuela ya que le quedaba muy lejos y la debió abandonar y que aquí en Argentina tampoco asistió nunca, que sola aprendió a leer y escribir un poco, y a hacer algunas cuentas para defenderse en la vida, pero que no le fue tan mal. Después de unos nueve años aproximadamente, no recuerda bien, como también estaban mas o menos mal en Chile, decidieron regresar a la Argentina. Se establecieron en El Rincón, donde vivía una de sus hermanas, Beatriz, quien se había casado con don Lupercio Guananja, (que son los padres de Fidelia, su sobrina). Panchita recuerda que fue don Lupercio quien los había ido a esperar con mas caballos para que no tuvieran que caminar tanto, y así se les hizo mas liviano el viaje de regreso.
Don Ramón Ojeda se quedó trabajando por aquí con los Barbagelata. Él hacia trabajos en madera para cercos, tranquilla, tranqueras, era especialista en hacer las tejuelas de ciprés, coihue y alerce que tanto se usaban en esos tiempos. Doña Alejandrina se enfermó y debió ser trasladada a Buenos Aires. Panchita comenzó a trabajar a los 14 años en el hotel Ruca Malen, construido por la recién creada Dirección de Parques Nacionales, como niñera de la familia Creznarik hasta los 17 años, y luego fue empleada por doña Ema y don Francisco Capraro en el Hotel Correntoso, como niñera de sus tres hijos, Ricardo, Marta y Silvia, recién nacida.

A la pregunta de cómo era la vida social antes, Panchita comenta que trabajando de niñera en el hotel Correntoso, todos los empleados concurrían a las fiestas que se hacían en la Villa (así denominábamos antes al actual Puerto), en la vieja “Flecha” de los Barbagelata (donde funcionaba el restaurant de don Benito Bianchi y en ese mismo local se realizaban fiestas, también el cine en los sesenta, había billares, se celebraban cumpleaños de quince, yo recuerdo el de Jobita Brondo). Cuenta que los empleados de Correntoso eran un grupito y “bailaban hasta que aclaraba el día nomas, y después nos volvíamos otra vez y al otro día ….a trabajar.”

También recuerda “los 25 de mayo, los actos en la placita”, que era la Plaza Perito Moreno, hoy denominada Expedicionarios del Desierto, donde se izaba la bandera nacional en el mástil, se cantaba el Himno Nacional, participaban las autoridades y los chicos de la escuela, donde estaba María Luisa Alemán y antes el maestro Pérez, se hacían carreras, se hacia un gran asado popular y participaban los vecinos. Era la fiesta más importante esa, ya que en ese tiempo no sabíamos que nuestra fundación había sido un 15 de mayo de 1932.

Panchita recuerda que no había mucha gente antes y que todos se visitaban, comenta que ella conoció a Norberto Martin, quien fue su compañero de vida, y que decidió casarse con mucha tristeza de dejar a “ sus” chicos Capraro, sobre todo a Silvia, que era su preferida, ya que en el hotel ella lo pasaba realmente bien, porque lo único que hacia era cuidar a los chicos, no tenia que hacer mas nada, ni cocinar, ni lavar ni planchar, que ella se sentía parte de la familia y jugaba todo el día, y cuando volvía a la casa, si habían salido con los chicos, tenia todo hecho y la mesa servida.

Cuando Silvia tuvo que estudiar, se trasladaron a Bariloche y Panchita también. Allí había una señora en la casa y a ella le tocaba hacerles el desayuno, además de jugar con ellos. Comenta que los chicos la querían mucho y la obedecían, y que en la actualidad (esto en la entrevista de 1999) Silvia todavía la visita y recuerdan juntas las travesuras que hacían y cómo doña Ema las retaba.

Panchita tenia una prima en Bariloche que le decía que se tenia que casar, para no quedarse soltera, y ella en ese tiempo había conocido a Norberto, “que era un buen hombre y que se yo, un montón de cosas me echaron en la cabeza, sino capaz que ni me hubiera casado con él, porque yo no quería salir de esa casa por los chicos, que una se encariña con los chicos, para mí éramos todos una sola familia, así que yo, cuando me salí esa mañana, para que no me vean porque sino la Silvia se me prende y no me larga, lloraba, yo no podía salir, porque ella me buscaba y yo salía para acá cuando tenía licencia, me daban vacaciones, y los otros a los gritos para allá, para que vuelva”.

Al preguntar como era su vida antes, con sus padres, nos dice:” que se levantaba temprano, hacía fuego, ponía la pava para tomar mate, le cebaba a su padre si él estaba en la casa, hacían las cosas de la casa, lavar los platos, ayudar a lavar la ropa, acarrear leña, acarrear el agua, porque se hacia todo a mano, con un tacho arriba de la cocina y listo”, que así estuvieron un tiempo en El Rincón y luego se fueron al Chucao, donde fallecieron sus padres, pero nos narra que su padre falleció primero, se le cayó el techo del galpón encima y lo aplastó, en el aserradero allí donde él trabajaba, en agosto de 1948.

Comenta que ella estaba en Bariloche viviendo, porque como ya dijimos, trabajaba para los Capraro, y Norberto fue en lancha a buscarla para el casamiento, que fue en El Machete, porque Norberto estaba encargado de las lanchas en el country club allí y además era quien hacia el mantenimiento de los motores de la usina eléctrica. Comenta que el juez y los testigos fueron hasta allí a casarlos y que ellos vivieron un tiempo mas en ese lugar, aproximadamente un año y medio en total.

Allí ella hacia las cosas de su casa, tejía y bordaba, (se lamenta que ya no puede hacerlo), y que se visitaba con la familia Cayún y con otra señora a orilla del rio, que se llamaba Isabel. No tenia posibilidad de hacer huerta ni jardín en ese tiempo, ya que eso le correspondía al encargado del club, que era el señor Juan. Los Cayún la proveían de las frutas y verduras que necesitaba para su consumo y también leche, manteca y queso. En 1954 nació Alicia Ester y luego de unos meses se vinieron para la Villa, donde Norberto trabajó primero en la Usina, al lado de Parques Nacionales, donde ahora se ubica el Museo Histórico Regional. Él estaba como mecánico de los motores de la Usina, y el encargado era el señor Zuclin.
Trabajó allí como tres años hasta que después entró en Correos y Telecomunicaciones, también como mecánico de los motores de la usina propia que tenía el correo, aunque mi padre, que era el jefe, hacia que todos los empleados realizaran todas las tareas, cosa que en aquellos tiempos estaba bien visto porque les permitía saber otros oficios y en caso de enfermedad de alguno, el trabajo no se resentía. Hoy sería muy criticado mi padre por hacer eso!!!!! Pero como ya dijimos…..eran otros tiempos...

-Entrevistas, charlas y recuerdos personales de Mechi Palavecino en distintas oportunidades
-Entrevista de Marcela Varangot 30-09-1999
- Natalia Belenguer, libro “El paraíso tembló”, Ed. La Grieta, 2020


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Doña Panchita Ojeda de Martin
Doña Panchita Ojeda de Martin foto Mechi Palavecino Creator: Archivos del Sur
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doña Beatriz Ojeda, viuda de Guananja, en su casa de El Rincón
doña Beatriz Ojeda, viuda de Guananja, en su casa de El Rincón foto Mechi Palavecino, año 2004 aprox. Creator: Archivos del Sur
acto en la plaza Perito Moreno, en el actual Puerto de VLA
acto en la plaza Perito Moreno, en el actual Puerto de VLA foto libro Histórico Escuela Nº 104 Creator: Archivos del Sur
Silvia Capraro con su padre Francisco, su esposa Heidi y otros-acto plaza Primo Capraro año 2000
Silvia Capraro con su padre Francisco, su esposa Heidi y otros-acto plaza Primo Capraro año 2000 foto Mechi Palavecino Creator: Archivos del Sur
Hotel Correntoso
Hotel Correntoso Museo Histórico Regional VLA Creator: Archivos del Sur
Panchita Ojeda, Nené Barbagelata, Ricardo Matias, Francisco Capraro, don Andrade
Panchita Ojeda, Nené Barbagelata, Ricardo Matias, Francisco Capraro, don Andrade foto Mechi Palavecino Creator: Archivos del Sur

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