Historias del cementerio mapuche Eltuwe en la actual plaza San Martin de Villa La Angostura
El cementerio del Paraje Correntoso
La historia del cementerio mapuche de los Paichil Antriao que luego se convierte en cementerio publico en Villa La Angostura
La presencia del Pueblo Mapuche en la provincia del Neuquén es una verdad absoluta para la mayoría de los neuquinos. Por supuesto hay opiniones minoritarias que avalan la negativa pero son tan absurdas y débiles que no resisten el menor análisis. Esta presencia no está dada solamente por las vivencias de un Pueblo vivo y rebelde que se manifiesta todos los días sino también y en forma primordial por sus rostros en cada ciudad, pueblo o paraje del País de las Manzanas. Que hermoso nombre para designar a un territorio.
Lo que si me llamó la atención hace tres décadas al llegar a la hermosa Villa La Angostura cuando aún era un pequeño pueblo es que no se hablaba de lo mapuce. Estaba absolutamente escondido. El lonkgo Ernesto Antriao me comentaba : lo que pasa es que“estábamos prohibidos”.
Y justamente ese fue el puntapié inicial, la primera pregunta con la cual salimos de nuestro refugio occidental y cristiano que a través de la historia oficial aseveraba: - “Acá no hubo nadie” por lo cual la llegada de los primeros colonos de todas partes del mundo a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX y su esfuerzo increíble por intentar domar a una naturaleza briosa no detentaba ninguna culpa, ninguna conquista, ninguna usurpación a un pueblo que ya vivía en estas cordilleras hace muchísimos años.
Este razonamiento vastamente usado por la historiografía oficial es el que empatiza con el pionero, el primero, el que no tiene cargo de conciencia.
Los “indios amigos” como el gran Saihueke se convirtieron en enemigos en muy poco tiempo, los tratados de paz se incumplieron y a tal punto fue así, que el Estado Argentino a través de su brazo armado decidió que había que exterminarlos porque no facilitaban la “Civilización” en el llamado Triángulo de Oro hoy Neuquén.
En 1999 salimos por los barrios populares de Villa La Angostura y a los parajes del departamento Los Lagos en el sur neuquino y empezamos a indagar sobre la pregunta iniciática:- los Mapuce en Villa La Angostura y la región ¿dónde están?
Así fue que pudimos escuchar historias acerca del cementerio mapuce en la hoy llamada Plaza San Martín pegadita a la Municipalidad de Villa La Angostura, lugar donde flamea la bandera argentina a los cuatro vientos cordilleranos.
Fue recién en 2006 que llegó a la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer el fascinante libro “Dos Suizos en el Nahuel Huapi” compaginado por Jorge Ardüser que refleja las vivencias de Leonhard Ardusër y Paul Buol en lo que hoy es Puerto Manzano y sus andanzas por la región en aquel lejano 1913 cuando recién se ponía en marcha el fracasado proyecto de Colonia Agrícola Pastoril Nahuel Huapi a instancias del gobierno nacional interesado en poblar este territorio. Decía que este libro al cual hay que leer y releer una y otra vez, en su página 143 viene describiendo a los pobladores desde Bárbara Dräsckler, Pablo Mange, Manuel Barbagelata, don Estrada, Antonio Tierno, Froilán Monsalve, José Marimon, Ernesto Mermoud, Elberto Weeks, Ignacio y Bautista Antriao en Correntoso, también nombra a los Paichil, Cayun, Quintana, Vargas, Domingo Barria, Juliefs, Santos, Santana, Vidal entre otros. Pero lo relevante para esta nota es…detrás del Cementerio indígena está Oliverio (Olivero)…
Fue ese día que me dije:- ¡es verdad! todo lo que relataron las segundas y terceras generaciones de aquellos primeros mapuce del linaje Paichil y Antriao que lograron épicamente resistir con su poblamiento en uno de los lotes más importantes de toda la Colonia Agrícola Pastoril Nahuel Huapi como fue el lote 9 hoy llamado el centro urbano de Villa La Angostura y que después de años de silencio lograron reorganizarse y empezar a descolonizarse lentamente y ser Mapuce nuevamente.
Las primeras preguntas que se dispararon en Archivos del Sur es que si el cementerio es indígena ¿cuantos años tendría para atrás?, ¿quiénes estarían enterrados ahí?, ¿era anterior a la Campaña del Desierto y Villegas?
En la semana le pregunté a Lorenzo Loncon, werken del lof Paichil Antriao como eran los llamados cementerios mapuce antes de la llegada del imperio español a estas tierras y nos relató que:- el Eltuwe es lo que conocemos como cementerio y el Elun es dejar, es cuando se deja el cuerpo en ese lugar. Toda la ceremonia duraba 4 días porque el Am, el espíritu se retiraba del cuerpo de a poco. Era una ceremonia colectiva con toda la familia y parientes que llegaban de lugares lejanos donde todos los linajes o Kupan se acercaban a despedirse. En el mundo mapuce se enterraba el cuerpo, no se lo cremaba ya que si se lo hacía, el espíritu no descansa bien. Era muy importante plantar un árbol en especial maitén en esta zona como es el caso del enterratorio del longko Ignacio Antriao enterrado en 1936 frente al hoy edificio de la Municipalidad en la Plaza San Martín. Hoy se puede ver un espléndido Maitén a sus pies. También me contó que: - para el Pueblo Mapuce la vida es un eterno retorno y que la vida no es lineal como la entendemos nosotros sino lo que es el pasado a veces resulta ser futuro por lo cual es tan trascendente nacer como morir. Uno se proyecta en las nuevas generaciones por lo cual es fundamental el valor educativo mapuce de lograr ser Kume Che, buena gente.
Por otra parte le pedí sus pareceres al periodista e historiador del mundo mapuce en estos lares, Adrián Moyano y me cuenta:- que el momento de la muerte no estaba regulado por el Estado como en la actualidad y no existían instituciones como el cementerio en la vida mapuce. Antes de la Campaña del Desierto, los enterratorios o eltuwe eran de cada familia o Lof. Eran secretos porque se sabía que los wingka estaban interesados en el saqueo y no estaban concentrados en solo lugar como en las ciudades que se levantaron sobre el territorio mapuce...
r ...En los casos que el fallecido tuviera un rol importante como longko o machi eran multitudinarios, además en el enterratorio se daba un momento de intercambio y despedida. Se acostumbraba que un Gnempin (narrador mapuce) contara sus hazañas en vida y además se lo lloraba por sobre todas las cosas. Se enterraba a los difuntos con sus mejores vestimentas, con sus caballos, con los aperos, con platería y con alimentos para ayudar acompañar al viajero al Alwe Mapu o Territorio de las Almas. Estos enterratorios no fueron respetados por la “Civilización” y es tristemente célebre la figura del Perito Pascasio Moreno al respecto...
Con estas importantes consideraciones nos adentramos en un trabajo que se realizó desde el Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas llamado “Informe Final del Relevamiento Territorial, Histórico, Social y Cultural de la Comunidad Mapuce lof Paichil Antriao” coordinado por la Confederación Mapuche de Neuquén, junto al lof Paichil Antriao, historiadores y antropólogos dirigidos por Raúl Díaz de la Universidad del Comahue y la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer. Dicho informe se llama “Huellas y Senderos” y fue realizado entre los años 2012 – 2013. En dicho informe hay un capitulo donde la comunidad Paichil Antriao narra sobre el Eltuwe en lo que hoy se llama Villa La Angostura y dice así:
Una de las pruebas más categóricas de la presencia ancestral Mapuce en la región norte del Nahuel Huapi es la existencia del Eltuwe mapuce ubicado donde actualmente está la Plaza San Martín, en pleno centro de la ciudad de Villa La Angostura, vecino a un mallín hoy transformado en el Barrio El Once y El Cruce. El Eltuwe estaba ubicado estratégicamente entre los dos lagos Nahuel Huapi y Correntoso. Cada fallecimiento implicaba una procesión que trasladaba al finado desde el primer lugar poblado, que fue la zona de Correntoso distante a unos 4 km, hasta el Eltuwe. Dentro del proceso de invisibilización que impuso el Estado, el traslado de los mayores fallecidos y la destrucción del antiguo cementerio fue un momento especialmente doloroso para la Comunidad.
Como bien relata el ex concejal Hugo Montes: “Hablando de entierros, el que es un lugar difícil para el tema mapuce, porque se trata de uno de los lugares en donde están, es el cementerio mapuce. Existe un cementerio mapuce donde está la plaza, y ahí todavía está el logko (Ignacio Antriao), no lo dejaron mover nunca de ahí.” La existencia de este cementerio quedó asentada en numerosos informes de las distintas Inspecciones de Tierras que llegaban a la zona cuando este territorio pasó a la órbita del Ministerio de Agricultura, específicamente a Tierras y Colonias. En el Eltuwe estuvo sepultada gran parte de la comunidad mapuce originaria hasta el año 1958, momento en el cual se efectiviza su traslado.
Juan Carlos Quintriqueo, quien fue peón de la cuadrilla municipal, recuerda así el momento en el cual se trasladó el cementerio: “Nos tocó sacar el cementerio en la placita, a cada doliente le molestó, (…) nosotros andamos arriba de una plaza y no sabemos si hay un finado abajo, porque nunca se alcanza a sacar todo, yo me acuerdo porque yo trabajé ahí, había cajones que estaban desarmándose, y algunos ni estaban, eso fue…en el 58.”
La Maldición
El ex concejal Hugo Montes interpreta este despojo como una forma de ocultar la prueba más grande que había sobre la preexistencia mapuce: “Nunca se supo porqué sacaron el cementerio y era un cementerio mapuce porque ahí estaba toda la prueba. (El juez de paz Ravena es el que ordena el traslado) Tal es así que quedó la leyenda: el que toca el cementerio mapuce muere, por eso no lo quieren cambiar ahora tampoco, porque…quien se anima a cambiar el cementerio después de lo que pasó, pero entre la gente se comentó siempre que se murió (el juez Ravena) porque se metió con el cementerio mapuce”.
Gloria Antriao, sobrina de Rosenda Antriao y nieta de Juan Bautista Antriao hermano del longko Ignacio Antriao, nos cuenta su conversación con doña Rosenda: “Que ahí estaban sepultados toda la familia anterior de ella y que después fueron trasladados al otro cementerio y que siempre tenía dudas de que hayan sido trasladados todos bien ahí.”
Es necesario resaltar que el traslado de los cuerpos de los mayores se hizo de manera violenta, sin ningún cuidado ni respeto. Dos testimonios son evidencia de esto: “Cuando pasaron las máquinas las cabezas rodaban, y los huesos se veían, ellos pasaron algo (al otro cementerio) como para decir “pasamos” pero cuando hicieron la Municipalidad había cabezas que rodaban, me lo contaron eso, cráneos, y por eso dicen que tiene tan mala leche la Villa, porque estamos pisando todos nuestros ancestros”. (Sofia Antriao)
“El cementerio como ustedes deben saber, estaba acá, en la placita, donde está la Municipalidad. (…) Deben quedar uno o dos debajo de un maitén que hay todavía, porque no quisimos tirar el maitén, debe quedar alguien abajo y bueno, los sacamos y los llevamos arriba (…) Los echamos en una fosa común de cuatro o cinco metros por dos de ancho y dejamos todos. Los que tenían los dolientes, los que ya sabía la gente, llegaban y decían éste es fulano de tal y entonces se lo enterraba arriba, pero el resto que uno no sabía, todos venían a una sola fosa y habrán cuántos.” (José Elgueta, capataz de la primera Comisión de Fomento de Villa La Angostura)
Doña Alicia Livio recordaba en vida como se enterraban los mayores (ya con un sincretismo pronunciado después de la Conquista del Desierto) antes que las costumbres cristianas terminaran por ocultar la dolencia: “Se juntaba toda la gente de antes, los Mapuce. Cuando se moría un familiar todos traían algo, azúcar, yerba. Antes se velaba 48 horas, no como ahora, lo velaban en la cama donde se murió. Si dejó de existir en otro lado lo ponían arriba de una mesa y se carneaba el animal que él más quería (…) los enterraban envueltos en un cuero de vaca y se traía en varones, esas varas largas al hombro, y se caminaba al cementerio, y cada descanso que se hacía, se respetaba ese descanso y ponían una cruz y si se seguía adelante hasta llegar al cementerio.” “Siempre los mayores, todo en mapuce. Se rezaba, se le cantaban los coros que ellos sabían, no es como ahora tan callado, que no le cantan ni una alabanza, nada. (…) después de enterrarlo volvían a almorzar o cenar, después se iban a sus casas, eran muy unidos, todos compartían su parte de dolencia”.
Sin embargo, no todos los mayores fueron sepultados en el Eltuwe antiguo; muchas veces se lo sepultaba en las mismas tierras en las que morían. Es por esto que en la memoria de los hijos de los primeros colonos llegados a la región después de la creación de la Colonia quedó registrado el descubrimiento de enterratorios.
Don Mathias recuerda: “El Mermouth (…) sacó entierro ahí en Muelle de Piedra. Si un entierro de oro, de plata, así, claro, si hasta el día de hoy están los agujeros, son los pozos, claro, si la patrona…iban con la Rosa (su mujer) a buscar flechas, a buscar todo ahí, pedazos de cántaros, de ollas de indios, cualquier cosa había”.
Doña Coty Carmoney también cuenta de los distintos enterratorios en la zona que demuestran una existencia permanente en el territorio: “Papá dice que cuando estaba trabajando la tierra (en Selvana), encontró una piedra trabajada por indígenas, cuando él estaba arando sacó como un freno, un cantarito, después sacó un cinto. Dijo ¡no! Después escarbó más y sacó un hueso grande que dice que era de gente, tapó todo. Ahí debe estar todo, porque dice que antes enterraban los caciques con todo, con caballo, con todo” “Sé que hay una persona sepultada por Selvana, cerca de los frambuesales, cerca del Messidor, también por Cumelén hay otros sepultados”.
A partir de la muerte del longko Ernesto Antriao de la Comunidad Paichil Antriao en el verano del 2016, la comunidad inició un proceso de recuperación de los valores del Eltuwe enterrándolo por su pedido en las laderas del Belvedere, territorio por el que luchó enérgicamente en los últimos años de su vida.
El padre Rubén Capitanio lo describió de la siguiente forma: -“Ha muerto un hombre digno. Un luchador por los derechos de su pueblo originario. Un hombre honesto que no se dejó vencer por tentadoras ofertas de los corruptos de siempre…”
Hoy lo protege y acompaña un Che Mamul mirando al este.
Muchas preguntas quedan abiertas en el tintero de la historia del Nahuel Huapi, el próximo domingo la baqueana de Archivos del Sur, la historiadora Mechi Palavecino nos relatará que pasó con el cementerio mapuce devenido en cementerio público y su traslado al lugar actual en 1958.
Al día de hoy no hemos podido rescatar ninguna foto del cementerio en pleno centro de la Villa hasta 1958. Si tenés alguna contactanos.
Para más información : http://www.uchileindigena.cl/wp-content/uploads/2016/10/Tayin%CC%83-Mapuche-kimun_29092016-1.pdf
Es importante la película documental que realizara Jorge Preloran en 1969 en Ruca Choroy sobre las memorias de don Damacio Caitruz, llamada en su momento “Araucanos de Ruca Choroy” y renombrada en los noventa como Damacio Caitruz. Ver a partir del minuto 23 la ceremonia de despedida de la renombrada machi Margarita Calfuan.
https://www.youtube.com/watch?v=ur3wcC45M0U&ab_channel=MarceloMart%C3%ADn
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